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SEGURIDAD VIAL Y LOS PASOS DE PEATONES

 

Los índices de siniestralidad vial y los más pequeños siguen siendo una de las mayores preocupaciones que tenemos, estos grupos suelen ser de mayor riesgo, debido a su vulnerabilidad y a la propensión que tienen que sufrir en accidentes en su condición de peatones.

En la expansión de las ciudades, la densidad poblacional y las mejoras en las comunicaciones, hacen aconsejable empezar con la formación sobre la seguridad y responsabilidad vial desde pequeños. Los niños son los conductores del mañana y es de vital importancia su formación en este campo.

Si bien en los planes escolares de hoy en día se incluyen algunas jornadas sobre seguridad vial infantil de forma periódica, además se imparten cursos gratuitos a través de los municipios, todo para mejorar la seguridad y evitar desgracias.

Cuanto antes se conozcan las señales de tráfico mucho mejor, esto debería ser la premisa básica de este tipo de cursos. A lo largo de los cursos, los niños, entre otras cosas, aprenden el significado de: paso de peatones, paso de cebra, parada de autobús, STOP, sentido obligatorio, dirección prohibida, semáforo (qué es, sus implicancias en el paso de peatones, etc…)

De esta forma aprenden a diferenciar todos los elementos de las vías públicas: acera, bordillo y calzada, conociendo por dónde y cómo debe cruzar.

 

CIRCULAR DE FORMA MÁS SEGURA

 

 

Para mejorar la circulación y que sea más segura es necesario un alto nivel de colaboración por parte de todos, un adecuado cumplimiento de las normas establecidas y un respeto a los derechos de los otros usuarios.

Sin unos principios básicos no se puede garantizar un nivel mínimo de convivencia en las vías públicas, ni un sistema de seguridad en la circulación, el sistema de tráfico sería caótico y extremadamente peligroso para todos.

Si todos cumplimos y tomamos las medidas adecuadas para cada circunstancia conseguiremos un sistema más seguro y eficaz. La circulación del tráfico se asienta en cuatro principios básicos: confianza, responsabilidad, precaución y seguridad en la conducción.

Conocer y cumplir la normativa garantiza la seguridad de todos los usuarios de las vías, por lo que debemos respetar, para que se confíe en nosotros como conductores.

Los accidentes hay que eliminarlos antes de que ocurran, un exceso de confianza en nuestras habilidades y nuestra experiencia nos puede fácilmente llevar al accidente.

 

CUMPLIR LAS NORMAS DE CIRCULACIÓN

Todo usuario tiene que ser responsable de sus actos y de las consecuencias que se deriven de su comportamiento. Cuando el daño que se produce no es consecuencia de otros elementos del sistema o causas de fuerza mayor, será el propio usuario el que deba responder de ellos.

El factor humano está presente en muchas circunstancias del sistema de tráfico, por nuestra adecuada toma de decisiones acabaría por derivar en un accidente. Es importante, pues, generar y transmitir un sentimiento auténtico de responsabilidad personal, donde la identificación del riesgo vial es uno de esos primeros pasos. A su vez como conductores debemos tener en cuenta la responsabilidad administrativa o penal y hacernos conscientes, de que la clave para lograr una mayor seguridad en la circulación está en la mayoría de situaciones en nuestras propias manos, más allá de quien puede considerarse en último término responsable de los acontecimientos ocurridos.